27.2.07

[Calentamiento global] Calentón goblal

Ayer mismo se le hizo entrega de un Oscar (esos premios cuya credibilidad más de uno podría poner en entredicho –y el primero Scorsese, por muy contento que esté ahora-) a la mejor obra documental a “An Incovenient Truth”, esa peli que seguramente más de uno habrá visto en algún telediario con Al Gore haciendo de Mario Picazo e instruyéndonos a todos de lo jodidamente putas que las va a tener la raza humana para subsistir de aquí a unos siglos. No he visto el documental, así que no me voy a poner a criticar lo bien o lo mal que hace el señor Gore. Lo que si me rechina y no me puedo resistir a comentar es la intencionalidad del mismo: Está muy bien que haya gente que se preocupe por los problemas del mundo, y que se le otorgue el reconocimiento debido y necesario, pero en esta sociedad nuestra ¿realmente de qué sirve? Es decir, Bowling for Columbine también ganó un Oscar dando una visión más que certera de la masificación de armas en los Estados Unidos y sin embargo muchos yankies de pro siguen con su pipa bajo la almohada; Ese documental también indagaba en las penosas motivaciones que llevan a muchos norteamericanitos a tener un arma de fuego en casa, tales como el arraigado racismo sureño o la herencia que catetas asociaciones de “caballeros” como el Ku Klux Klan han dejado en la hoy archifamosa Asociación del Rifle y tangencialmente en un buen estrato de su sociedad, pero oye, aun se sigue emitiendo Cops en prime time, y aun hay gente que disfruta viéndolo... Así pues, ¿de qué sirve que nadie nos intente concienciar de algo si por una persona predispuesta a hacer caso de las sanas advertencias que se nos pueden dar, hay cinco que prefieren hacer la vista gorda?

Asumámoslo, se nos ha educado para ser insensibles ante cualquier desmán. Podemos ver masacres, podemos ver como la enfermedad y el desastre se ceba con otra parte del mundo y no nos sobrecoge. Tenemos tan arraigado el sentimiento de “ande yo caliente y ríase la gente” que nos resulta ridículo intentar reaccionar hasta incluso cuando se nos atropella en temas tan cercanos como la precariedad laboral, la vivienda u otros derechos fundamentales. Y es que tenemos grabada a fuego la mentalidad derrotista, el conformismo con el contradictorio nombre de estado de bienestar.

¿Para que me voy a preocupar de si en mi comunidad la caldera es de carbón, petróleo, gas o termosolar si cuando llego a casa tengo agua caliente para mi bidé? ¿qué me importa que mi coche tuneao carbure más que Jesús Quintero si me proporciona el placer de una veloz conducción kamikaze? ¿que dentro de 100 años España será uno de tantos países semidesérticos? ¡si yo ya estaré criando malvas! Decidme ¿no os resulta familiar? ¿cuántas veces habéis oído eso?

No debería extrañarnos tal pasividad; por mucho Al Gore que salga en la tele diciéndonos que contaminar es malo, EEUU sigue siendo el país del mundo que más contaminación por gases de efecto invernadero emite en términos absoluto y es el segundo que más emana per capita, después de Australia. Esto es tan así cierto ahora como cuando Gore era vicepresidente del “país de las libertades”, así que resulta un poco raro que ahora venga intentando concienciar a sus compatriotas (o sea, al planeta) que la cosa está muy malita. Y no es una crítica directa al señor Gore, que es bien sabido que siempre ha hecho una “campaña” muy ecologista (aunque del dicho al hecho...), y que lo mismo es un tío de puta madre y el rey de las fiestas cuando se toma dos cubatas. Lo criticable de todo esto es esa intención, eufemísticamente hablando, tan “inocente” del que cree que las cosas van a cambiar por medio de campañas de concienciación.

Aun poniéndonos en el difícil caso de que la gente fuese enteramente consciente del peligro que supone el calentamiento global, no debemos olvidar que el interés no atiende a razones, y las cosas por muy en contra que estuviésemos, no iban a cambiar sin presionar como es de rigor a quien debe ser presionado.

Curiosamente, un amplio porcentaje de los diarios económicos y algunas publicaciones se empeñan en manejar e incluso defender la endeble hipótesis que asegura que el calentamiento global es una ficción, a veces contradiciendo a importantes próceres de la comunidad científica. Al parecer, no debe gustar mucho que se sepa que lo que motoriza hoy en día la economía mundial, el barril de crudo, no solo mueve ejércitos y alimenta guerras inacabables sino que además nos puede dejar con el culo al aire de aquí a unos años. Así, normal que el famoso protocolo de Kyoto, sea hoy por hoy un papel mojado para muchos de los que los suscribieron (como España) y para otros tantos que no (como EEUU, que “al menos” se mantuvo al margen y se lo sigue pasando por el forro). En vez de empezar a mover el culo de la poltrona, se intenta tildar de alarmistas a hipótesis con una asentada y respaldada base, utilizando otras de mucho menos peso avaladas por un mínimo porcentaje de la clase científica, intentando acallar por medio del descrédito lo que puede poner en peligro el lucro inmediato de unos pocos listos y el futuro de unos muchos infelices.

Quizá sea la avaricia lo que haga padecer a las futuras generaciones acojonantes penalidades (que no sería la primera vez...) o quizá mañana nos invadan extraterrestres de Alpha Centauri y acabemos bajo su yugo esclavista (que bueno... sería bastante novedoso). Como persona medianamente razonable que soy, creo que me quedo con la primera opción, entre otras cosas porque esa es una de las piedras con las que el ser el humano ha ido tropezando sucesivamente desde que anda medianamente erguido. Y francamente, aunque puede que nosotros no lleguemos a padecer los efectos del calentamiento en toda su crudeza, a mí esta situación de inmovilismo calculado, si que me calienta bastante...


Pako Eskato



3 comentarios:

Unknown dijo...

PLAS, PLAS... Muy bueno camarada eskato!

Anónimo dijo...

UAU! muy buen articulo.
Osea que con deshacernos de 5 personas equilibraremos las cuentas XD

onzamono dijo...

sí, de 5 cada uno de nosotros... voy a hacer mi lista :P

muy bueno, aunq es una pena que los que sepamos apreciarlo no seamos los q más lo necesitemos; remover conciencias es necesario pero harto difícil, esperemos que algún día haya un ignorante por cada 5concienciados, por el bien de todos.